lunes, 23 de marzo de 2009

No pintaba nada en esa reunión de hombres altos. No bailo por obligación, no hablo por desesperación ni sonrío como entretenimiento. De pronto, recordé que podía tomar una decisión, irme.
No tuve cuidado al sacar mi chaqueta de debajo del montón de ropa, ni me despedí de quien no estaba a menos de medio metro de mí. No pagué mi cerveza y me bebí lo que quedaba por la calle, de camino a la Wurlitzer, a las 2:50 de la madrugada.
Dejé una ausencia mínima, la de la amiga antipática, o tal vez alguien se quedó con ganas de saber algo de mí. Me había arreglado para ser feliz, y los hombres altos no sabían reír.
Que bien se siente una haciendo lo que le da la gana, y que placer eso de beberte una cerveza mientras cruzas Madrid en plena noche.

miércoles, 11 de marzo de 2009

lipstick index

Me gustan las formas sencillas de llegar a conclusiones complejas, los atajos.
Cada día trato de ahorrar unos segundos en el camino al trabajo probando a bajar por una calle u otra, cruzando por este tramo o por aquel.
Ayer leí en un diario la clave para confirmar la gravedad de la crisis sin análisis de PIB, IPC... se trata del índice de la barra de labios. Mucho más amable ya desde el título.
Y esque se da la paradoja de que cuando un país entra en crisis, el único producto que aumenta sus ventas es el pintalabios, en especial el de color rojo. Ésto lo descubrió Leonard Lauder tras la crisis del 29, según cuenta el profesor José Luis Nueno. Y razón no le falta. El propio Lauder decidió fundar una empresa cosmética y no le han ido mal las cosas.

Lo malo es que no he podido dormir ésta noche pensando en el lipstick index. Hace dos semanas yo misma me compré un pintalabios, y fui más allá del rojo, elegí uno fucsia. A esto, debo sumar que hará algo más de un año que decidí empezar a usar zapatos de tacón. Tengo un contrato indefinido y un par de días atrás mi jefa me habló de un aumento de sueldo inminente. Pero no estoy tranquila ¿por qué de pronto quiero tener unos labios rosas? ¿por qué me uno a la desesperada aventura de tantas mujeres de ponerle buena cara al mal tiempo? Tal vez la crisis está también en mi camino y ha empezado a obrar sin que yo lo sepa. Como una termita, en mi estabilidad de madera.