sábado, 21 de mayo de 2011

una mierda segura

Hace tiempo un amigo me contó una historia. Él tendría diecisiete o dieciocho años, estudiaba formación profesional, y estaba en una cafetería bebiendo unas cervezas con amigos cuando entró un viejo dibujante al que él admiraba. Después de un rato, se decidió y fue hasta la barra a saludarle. El hombre se sorpredió gratificado porque le hubiera reconocido y se interesó por mi amigo. "Así que tú también dibujas ¡qué bien! ¿Piensas dedicarte a ello?", "Ojalá... pero estudio para delineante" "¿Y te gusta? no pareces muy convencido" "NO, la verdad. Es una mierda, pero es algo seguro"... El señor volvió a dirigir su mirada al vaso de vermouth y le replicó "Bueno, si tú crees que haces bien asegurándote la mierda...".

He pensado mucho en esa historia éstos días, en aquella respuesta brillante. En la necesidad de contar con algo que nos proporcione tranquilidad y rutina, aunque esa tranquilidad no nos satisfaga. A veces es difícil distinguir que cierta realidad no nos es grata, porque nos sustenta, o porque lo contrario nos exige demasiado, pero cuando lo sabemos, cuando lo tenemos claro ¿por qué cuesta tanto renunciar a ello?. Éstos son días de cambio, revolucionarios, en la política, en la sociedad, para cada uno de nosotros, para mí personalmente desde luego. Es momento de pensar en todo lo que no está bien y yo puedo cambiar, pero también en sus consecuencias. No debería ser tan caro el precio a pagar por ejercer la libertad de decisión. No debería dar tanto miedo la dignidad, perseguir un sueño... ni deberían pender del hilo del aguante y la sumisión el hogar o el pan de cada día.
Sé que la vida es más ancha que larga, y que a veces el sol pega de frente y creemos que tal vez cuando caiga, ésto haya crecido algunos metros más allá, mientras no podíamos abrir los ojos. Pero no, nada cambiará por arte de magia, no hay un viejo gordo repartiendo regalos mientras dormimos. Sospecho que no a todos nos han enseñado del mismo modo, y que algunos guardan el egoísmo bien a mano, para jugar con él en los bolsillos mientras aguardan al metro, su vez en la carnicería... y van dejando las huellas de sus dedos sucios por doquier. Poco a poco voy aprendiendo a dstinguirlas, alguna se me escapa, pero voy afinando el olfato.

No debería dar tanto miedo decir Adiós, mi tiempo aquí ha terminado. Sería estupendo pensar que empezar de nuevo es sólo eso, un comienzo, que el final era lo que vivíamos antes de dar el paso, y que la sociedad nos pusiera las cosas fáciles. No debería dar miedo, pero lo da, porque hemos aceptado el dinero como moneda de cambio a nuestro esfuerzo, a nuestra abrigo, nuestro alimento, incluso para nuestro hogar. Hemos confiado en el dinero más que en nosotros mismos. Y aún creémos que vale más el cuánto que el cómo. Y el futuro lo medimos en ahorros, no en años ni en meses. Una casa tiene más letras que habitaciones, incluso somos padres cuando los ingresos nos lo permiten, muy por encima del amor o la juventud que podamos ofrecer a nuestros hijos.
Aceptamos el juego, de ésto hacen ya muchos siglos, y desde aquel momento nos han ido borrando la memoria, y endeudando los bolsillos. Uno nunca será lo que desea ser, sino lo que el mercado le permita. Pues bien, a día de hoy no tengo hijos, pero espero tenerlos, y de mí dependerán su memoria y su valor. Si queremos que el levantamiento del pueblo que estamos viviendo tenga consecuencias positivas, debemos esperar un largo plazo, y si el asentamiento en Sol sirve para algo es para que esos niños de hoy lo vean, y sientan que su decisión es importante, que la política existe, y les enseñemos a ser libres y ser honestos, que odien el miedo. Que tal vez la vida no es muy larga, pero nuestra vista abarca más de lo que pensamos y la única revolución es impedir que les pongan una venda en los ojos como la que arrastramos tantas generaciones. Para que no antepongan cualquier mierda segura a su felicidad.

1 comentario:

Caamy dijo...

Yo creo que en esto lo importante es el equilibrio: un poco de estabilidad financiera con algo que no nos gusta y un mucho de estabilidad emocional con algo que nos fascina.

Con suerte, trabajo y tiempo, se podrá llegar a eliminar la primera parte porque la segunda nos dará también estabilidad financiera.