jueves, 12 de febrero de 2009

La Ruta

Empieza el día. Salgo del portal de mi casa en el número π de la calle Molino de Viento. Bajo esa cuesta infernal por la que algún día caeré rodando en un tropiezo fatal, hasta topar de bruces con Pez. A la izquierda hasta la Corredera, justo en la esquina con Puebla, una mujer enjuta y beoda, indigente, defeca libremente ¿y por qué no? sobre la acera, propiedad privada de los perros y las palomas para éstos menesteres. Me mira fijamente mientras paso junto a ella, no me insulta, ni me increpa, sé que no va a salir corriendo detrás mío con un palo porque le llevaría tiempo liberarse de sus quehaceres, pero, aún así, no sé... me incomoda. 
Siguiendo Puebla, unos pocos metros más allá, donde cruza con Barco, un inusual y casi fantasmagórico atasco de coches, el Sr Eusebio que pasa por mi lado dice para sí y contra mi oído "Mucha crisis mucha crisis pero nadie aparca el coche", cuanta razón de buena mañana. 
Por fin Valverde, enseguida San Onofre, olor a bollos, acelero el paso, Fuencarral ya huele a rutina y modernidad. Dependientas con peinados a lo Winehouse abriendo persianas metálicas, fumando el último cigarro de las próximas dos o tres horas, viéndome pasar, nos vemos cada día, pero no nos saludamos ¿para qué? ¿qué ganaríamos con eso? nos da tranquilidad reconocernos mañana a mañana y punto. El día que las despidan, posiblemente, seré la única que me de cuenta.
Infantas, atravieso Hortaleza hasta la Plaza de Vázquez de Mella. Dani, mi peluquero, 1'40 m más o menos, espera con su perra a escala a su jefe en la puerta de la peluquería, la perra se choca conmigo en un arranque adrenalínico, "Tienes una perra desequilibrada" le digo, y me siento mal por haberlo dicho, más o menos hasta Gran Vía, ahí se me pasa el ardor de conciencia, la Gran Vía es como una bofetada que lleva despierta ya muchas horas, ajustarse a su ritmo no da concesión a pequeños pensamientos de mañana. Oficialmente, el día a arrancado en mis pulsaciones. 
Cruzo, sigo por Caballero de Gracia, Alcalá, Plaza de Canalejas, en la pizarra del Café del Príncipe alguien ha escrito que hay Several Sandwich and Sinpanis Omelette. ¿Como alguien que conoce la palabra inglesa several puede, acto seguido, cagarla tanto, sinpanis...
Calle del Príncipe, ojalá pudiera desandar la ruta hasta mi cama. En el edificio donde está mi oficina hay una clínica de rehabilitación, esto explica que tres ancianas cojas entren conmigo en el ascensor. Tenía la esperanza de quedarme encerrada toda la mañana (alguna vez ha pasado ya, a mí aún no) pero con ésta compañía tengo dudas. Me cuesta hacerlas entender que tienen que salir ellas primero para dejarme paso, lo consigo. Hay luz por debajo de la puerta, mi jefa ha llegado antes que yo, se acabó. 

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